Lourdes

Tranquilo, ¡nadie os pedirá vuestro certificado de bautismo al entrar al Santuario! Y no es necesario conocer las doctrinas de la Trinidad cristiana para apreciar el lugar.

Entonces, ¿por qué ir a Lourdes? ¿Para vivir una experiencia mística? Mucho más que eso: para descubrir un lugar único en el mundo al que hay que ir, al menos, una vez en la vida.

Lourdes, la ciudad de la fe

Cada año, millones de visitantes llegan de todo el mundo a esta pequeña ciudad donde, en 1858, a una joven llamada Bernadette se le apareció la Virgen en una gruta cerca del río.

Un idioma universal

Lourdes reúne a personas de todo el mundo con diferentes idiomas, culturas, apariencias y credos. A vuestro alrededor no escucharéis más que cantos y oraciones en todos los idiomas, como si la humanidad viviese una reconciliación.

Gestos al alcance de todos

La originalidad de Lourdes no consiste solo en permitir rituales del culto cristiano. Ya sea acariciar la roca de la Gruta, encender una vela, caminar en procesión con una antorcha en la mano, beber agua de las fuentes o incluso bañarse en las piscinas, todo el mundo puede realizar estos gestos llenos de sentido y gracia.

La procesión de antorchas

Este es el momento más popular del día en la ciudad. Cada tarde, miles de visitantes y peregrinos se reúnen y caminan cantando, antorcha en mano, detrás de la estatua de Nuestra Señora de Lourdes. En un ambiente exultante, la multitud compacta, espontánea y mixta se impregna de la energía que emerge del lugar.

Lourdes

El santuario de Lourdes
El santuario que ocupa un amplio recinto natural, con flores y árboles a ambos lados del río, parece una iglesia al aire libre. Son siete las puertas por las cuales se puede acceder. Elegid la puerta de San Miguel, ya que ofrece la vista más hermosa.

La gruta

En esta gruta late el corazón de Lourdes, pues el lugar exacto de las apariciones. La gente no solo va para verla, sino para tocar la roca, acariciarla, besarla...

La Basílica de San Pío X

La basílica subterránea de San Pío X, situada bajo la explanada llena de flores, está considerada uno de los mayores santuarios del mundo y puede acoger a 20 000 peregrinos.

La Basílica de la Inmaculada Concepción

Suspendida de la roca de la Gruta, la Basílica de la Inmaculada Concepción se alza en el recinto del santuario.

La Basílica del Rosario

La Basílica del Rosario luce magníficos mosaicos venecianos que representan los cinco «Misterios luminosos» propuestos por el Papa Juan Pablo II, quien fue dos veces de peregrinación a Lourdes.

Las arcadas

Bajo las rampas de acceso a la Basílica de la Inmaculada Concepción, se construyeron siete arcadas inspiradas en la columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro de Roma.

Las velas

Al salir de la gruta, el visitante se encuentra con un gran «arbusto» de velas que brilla día y noche. De él depende mantener la llama encendida desde tiempos remotos.

Fuentes y piscinas

Las esperanzas de los fieles se centran en el agua que brota en la gruta y fluye hacia las fuentes y piscinas destinadas a los baños rituales.

Tiendas y recuerdos

Las tiendas de recuerdos venden estatuillas, medallas, rosarios de colores y frascos con la imagen de la Virgen, que los visitantes llenan con agua de Lourdes para regalar a sus familiares.

Más allá del santuario, Lourdes ofrece hermosos descubrimientos y lugares de ensueño para compartir bonitos recuerdos de vacaciones. A la entrada de los valles pirenaicos, con su lago, su funicular en la montaña o su castillo, Lourdes bien merece una visita.

Playa de Lourdes

Gracias al lago, la ciudad mariana se transforma en una ciudad balnearia. Un estanque flotante ofrece un espacio de baño. Para los más deportistas, hay una amplia gama de actividades: hidropedal, kayak, tabla de paddle, bicicleta todo terreno, golf, pesca... También es un lugar muy agradable para almorzar en la terraza a orillas del lago.

El funicular del pico de Jer

El pico de Jer, que domina la ciudad, se reconoce por su gran cruz que se ilumina por la noche. Se puede acceder a él mediante un funicular centenario que tarda unos minutos en llegar a la cima, a unos 1000 metros de altura. Un viaje mágico garantizado.

El castillo y su museo pirenaico

Esta fortaleza, declarada Monumento Histórico, se construyó sobre un monte rocoso, por lo cual domina la ciudad mariana ofreciendo un panorama excepcional del santuario. Legado de un pasado medieval, hoy alberga el museo pirenaico y la famosa leyenda de Carlomagno, que dio origen al escudo de Lourdes.